ARTÍCULO DE OPINIÓN


DERBIS EN  MANCHESTER Y LONDRES


     Era el partido del fin de semana y sorprendió. Sorprendió, principalmente, el marcador. En Manchester se citaban dos proyectos nuevos, ambos con dudas en este inicio de temporada. Al acabar el partido, los dos equipos habían dado un paso de gigante futbolística y mentalmente, uno hacía adelante, y otro hacía atrás.

     Desde el primer momento los de Pellegrini se hicieron con el centro del campo, con el balón y con el partido.  El mediocentro del City, la pareja Fernandinho y Yayá, estuvo a años luz, tanto con balón, para construír, como sin balón, para destruír, de la formada por Carrick y Fellaini.  La batalla, por tanto, por el centro del campo y por el balón, se decantó, y por mucho, por los locales, que lograron tener el esférico muy cerca del área rival y obligaron al United cuando recuperaba a mandar balones largos si quería salir de la presión, de forma que las posesiones de los de Moyes eran muy breves (aunque muy verticales).

       Por delante de esta pareja, Agüero, Nasri y Negredo se movieron mucho por la frontal del área, cayeron a banda, bajaron a recibir, otorgándole un gran dinamismo al ataque. Uno de los movimientos que más daño hizo al United fueron los dos contra uno con que Nasry y Kolarov desbordaban al lateral derecho Smalling. De hecho, esta superioridad en banda derecha nos dejó un Navas abierto en la izquierda que, sobre todo en la primera parte, entro menos en contacto con el balón que sus compañeros de ataque.

        Si bien el equipo de Pellegrin salíó reforzado en todas sus líneas del este derbi, sobre el vigente campeón sigue habiendo dudas. Un solo punto frente a Chelsea, Liverpool y City es motivo suficiente para ello. El domingo, los de Moyes dejaron claro que por plantilla, por calidad individual, no son capaces de disputar el dominio del balón a un equipo grande. No lo hicieron ante sus vecinos y se hace difícil imaginarse a un centro del campo como el del derbi ( o con Cleverley) mandando ante los grandes equipos de Europa. Pese a la aparente intención de su entrenador de construír un equipo que mantenga la posesión durante los partidos, lo cierto es que el Manchester United tuvo que recurrir a los balones largos a Wellbeck o a las bandas con Young y Valencia para acercarse al área rival.

     También el Chelsea encaraba su partido con muchos interrogantes tras cuatro partidos sin ganar (tres derrotas consecutivas) y la extraña situación actual de su probablemente mejor jugador, Juan Mata. Los de Mourinho se enfrentaron en Stamford Bridge a un Fulham que regaló descaradamente la posesión al Chelsea y se cerró con sus once jugadores en campo propio. Así, los locales tuvieron el balón en campo contrario todo el partido. No obstante, fueron incapaces de crear peligro al rival  combinando por dentro, y su centro del campo no pudo de superar la muralla que el Fulham había construído para cerrarle los espacios interiores.


        El centro del campo formado por el triángulo Ramires - Obi Mikel y Óscar, que se movió mucho y lo intentó todo,  fue incapaz de jugar en vertical y de contactar con un Eto´o que entró muy poco en juego. Casi todos los pases de los centrocampistas del Chelsea, sobre todo en los primeros cuarenta y cinco minutos, fueron hacia atrás o a las bandas, pues cualquier intento de pase vertical para batir línea era interceptado por un Fulham muy bien posicionado en el campo. De esta forma, con un Hazard que, sin espacios, tampoco estuvo a la altura, la única forma de ser profundo que encontró el equipo de Mourinho fue a través de Cole y de Schürrle por los costados.

        Será interesante observar cómo evoluciona este equipo, que cuenta con jugadores muy asociativos, pero también con futbolistas capaces de imprimir velocidad al equipo en campo rival, y con un entrenador más afín a este último de tipo de jugadores.
     

ARTÍCULO DE OPINIÓN


DOS ASPIRANTES
        

      

     La resaca de la primera jornada de Champions League dio paso a un fin de semana en el que dos de los principales aspirantes a heredar el trono europeo del Bayern de Múnich dejaron cosas que merece la pena comentar.

       En Alemania, el Borussia de Dortmund comenzó su difícil visita al Nuermberg volcándose sobre el campo rival y moviendo el balón muy cerca del área local. Sin embargo, los de Klopp fueron incapaces de crear peligro dada la falta de espacios por delante para los atacantes que ésto provocaba. Ante esta situación, sobre el ecuador de los primeros cuarenta y cinco minutos, las líneas de Klopp dieron un paso atrás como invitación al adversario a salir de la cueva y hacerse más largo, con el objetivo de que, cuando los visitantes robasen, Reus y Aubameyang tuvieran espacios para correr y conducir,  que es la forma en la que este  Borussia es más peligroso.
   
       Aunque cedieron durante bastantes minutos el balón al Nuremberg, la falta de calidad para generar profundidad de éste hizo que sus largas posesiones en campo del Dortmund apenas inquietaran al equipo de Klopp que, por otra parte, fue muy impreciso en sus transiciones ofensivas de forma que tampoco la defensa local sufrió. 
    
       Sin embargo, tras el descanso, el partido volvió a jugarse mayoritariamente en campo del Nuremberg, que defendió con las líneas muy juntas delante de su área. Así, a pesar de su abrumadora posesión del balón, ante la acumulación de jugadores por dentro por parte de los locales, los Sahin y compañía no fueron capaces de llegar al área combinando por el centro y se vieron obligados a recurrir a las bandas y a los balones largas para acercarse a la portería rival.
    
       Como conclusión, podríamos decir que vimos a un Borsussia que necesita espacios en campo rival para aprovechar mejor su potencial ofensivo, ya que sin Gotze, pierde mucha capacidad de combinar y asociarse cerca del área rival, y su referencia en el mediocentro el pasado sábado, Sahin, se siente más cómodo con un juego más vertical que asociativo.

  

      En la Serie A, la principal atracción del partido que disputaba el vigente campeón era la titularidad de Llorente. En un partido cómodo de la Juventus, con su línea defensiva adelantada casi hasta el centro del campo, el español dejó claro los recursos y las variantes que puede aportar a Antonio Conte. Como referencia clara arriba, Fernando estuvo escoltado por los dos centrales durante todo el partido. Ésto, y su capacidad para, él solo, empujar a la defensa hasta meterla en su propio área, permite mayor libertad al resto de atacantes y  crea espacios entre líneas que Tévez, Pogba o Vidal pueden aprovechar con su dinamismo. Además, su capacidad para aguantar el balón de espaldas, y devolver de cara o esperar el movimiento de algún compañero, permite sacar mayor rendimiento a la movilidad de sus compañeros de ataque o a la llegada desde atrás de los medios. Todo ello, teniendo en cuenta, además, que la mera presencia de Llorente en la mayoría de partidos supondrá que dos jugadores rivales estén siempre ocupados en defenderle.
  
       En lo relativo al propio partido contra el Hellas Verona, además de lo mencionado, cabe destacar que, aunque la Juve no es un equipo que busca demasiado el juego vertical o el balón colgado al área, por la banda derecha, Isla y Vidal sí que intentaron enviarle balones con cierta frecuencia. Por otro lado, mencionar también que se vio a un Llorente al que le costaba bastante caer a banda y moverse por ahí cuando las circunstancias del partido lo requerían.



ARTÍCULO DE OPINIÓN


DE PRAGA A  LIVERPOOL

     No sorprendió la Supercopa del viernes. Guardiola, al mando del Barça, ya había encarado partidos muy similares a éste, con el Chelsea y Mourinho como denominadores comunes: la semifinales contra el Inter del portugués, la semifinal contra el Chelsea de Di Mateo o algunos partidos contra el Real Madrid. Cada uno con sus matices, pero sobre todo, con sus similitudes. Por lo tanto, lo que sucedió en Praga cumplió el guión previsto.  

      Este Bayern es muy diferente al Barça de Pep, de los bajitos. Aun así, el efecto Guardiola se hizo patente sobre el césped desde el primer momento. La posesión del balón, las combinaciones constantes en campo rival, la salida del balón tocando desde la defensa, y la presión alta y los robos en campo contrario caracterizaron el juego alemán. Sin embargo, en un equipo con Robben, Ribery, Muller, Mandzukic ( sin Thiago o Gotze) era obvio que a estas señas de identidad se sumarían otras variantes necesarias tales como una mayor verticalidad -menos pases horizontales-  o un uso frecuente de las diagonales y los cambios de juego, así como de las entradas por las bandas. Ésto le dio a los bávaros velocidad, pero también cierta imprecisión. El aspecto negativo del choque fueron las concesiones en defensa del equipo fruto de su falta de concentración y de agresividad.

      Así, los muniqueses  dominaron el partido y controlaron la velocidad del juego  hasta el punto de encerrar al Chelsea muy cerca de su área. No obstante, tanto en este encuentro como a lo largo de los primero partidos de la Bundesliga, se ha apreciado en el Bayern, como era previsible y lógico, un choque de estilos entre la tendencia natural de los jugadores, por sus caracterísitcas, al juego directo, y la libreta del catalán. Esta combinación, aunque difícil, no deja de ser apasionante, veremos...



      Por su parte, el Chelsea salto al campo con un plan muy claro. Acumuló muchos jugadores en su propio campo, incluso Torres se pasó gran parte del partido allí, y fue un equipo muy corto que defendió cerca del área con las líneas muy juntas. Su opción era la salida rápida tras robo, para lo cual Mourinho alineo jugadores veloces arriba en detrimento de jugadores con mayor creatividad con el balón, en una clara renuncia desde el minuto cero a la posesión del balón por el contragolpe.

     No obstante, el abrumador dominio del balón por parte del Bayern de Múnich empujó a los londinenses a meterse más atrás de lo que el portugués hubiera deseado y el Chelsea pasó demasiado tiempo defendiendo con la línea de atrás metida en su propio área. Sin embargo, Muller y compañía no fueron capaces de aprovechar la facilidad con la que se acercaban al área y de crear ocasiones claras de gol hasta la prórroga.

     Por otro lado, liderados por Hazard, cuando los ingleses robaban y escapaban de la telaraña creada por Guardiola para recuperar el balón arriba, conseguían llegar al otro área  y hacer sufrir mucho a la débil defensa rival. De esta forma, el Chelsea tuvo a lo largo de los noventa minutos más oportunidades de anotar que su oponente.

     En la prórroga, tras el tempranero gol de Hazard, con diez los británicos, y pese a defender con tantos hombres y tan atrás, los de Guardiola lograron tener demasiadas ocasiones que sólo al final supieron aprovechar.



   En Liverpool, se enfrentaban dos equipos con trayectorias muy dispares en los últimos años. Por un lado, un Manchester United dominador del fútbol ingles de los últimos tiempos, y por otro , un Liverpool que hace ya demasiado tiempo que no compite si quiera por ser campeón de la Premier League. El domingo, sin embargo, la realidad era que los de Brendan Rodgers encaraban el partido tras un buen arranque liguero y con la intención de dar un golpe encima de la mesa derrotando al vigente campeón y colocándose con nueve puntos de nueve posibles; mientras los de David Moyes llegaban a Anfield con dudas y sin haber sido capaces de perforar la portería del Chelsea ni una sola vez la jornada anterior en su propio estadio.


      Así, los locales saltaron al campo con la intención de tener y mover el balón en campo rival  e imponer su ritmo de juego al partido. Lo consiguieron en gran medida pese a a que el tempranero gol  de Sturridge obligó al United a ir arriba e intentar atacar con mayor vehemencia la portería de Mignolet. Sin embargo, los ataques de los visitantes fueron muy planos, sin llevar a cabo en realidad ningún tipo de plan a la hora de llegar al área rival, de manera que el Liverpool no sufrió atrás durante los cuarenta y cinco primeros minutos, y fue capaz de mantener la posesión del balón gran parte del partido aun con esa necesidad de los de Moyes de hacer gol. Aun así, a los de Rodgers les faltó profundidad en sus combinaciones, y su juego se volvió lento y algo previsible. Cabe destacar el gran partido de un muy participativo en el juego Sturridge, y cierta irregularidad e intermitencia de Coutinho, al que se vislumbra un papel muy importante en este nuevo Liverpool.

      
      En la segunda parte, el United se metió en campo de Liverpool y éste renunció a controlar la posesión del balón y asumió un rol más defensivo y conservador juntando líneas en campo propio -sin echarse demasiado atrás- esperando la salida al contragolpe. Los de Moyes, aun estando en campo rival casi los cuarenta y cinco últimos minutos, apenas consiguieron crear problemas a los locales, ni hacer trabajar a Mignolet.

      Así, en cuanto al Liverpool, podemos interpretar su segunda mitad como una muestra de incapacidad para defender su ventaja en el marcador manteniendo el control del baón y siendo fiel a su estilo, o como una demostración de solidez y consistencia de todo el equipo en su faceta defensiva.