MUNDIAL 2014


Llegó la hora de parar a Brasil

      
      Oswaldo Sánchez, mítico portero mexicano de Chivas - aún en activo en el Santos Laguna-  fue el titular de su selección en el Mundial 2006. En el banquillo estaba Guillermo Ochoa, con 20 años, y titular en el América, el gran rival de las Chivas de Guadalajara. Representaban el pasado -reciente- y el futuro -cercano- de la portería mexicana. El relevo se debía producir al año siguiente, en Venezuela, en la Copa América en la que los centroamericanos alcanzaron las semifinales. Allí, los dos porteros se alternaron en la portería, disputando tres partidos cada uno. Ese año, el "Memo" fue uno de los tres únicos candidatos al balón de oro que jugaba fuera de Europa, y se rumoreó su traspaso al Milan. Era, sin duda, uno de los mejores porteros del mundo, y quizá la gran promesa bajo los tres palos del fútbol internacional.

     El Mundial 2010 estaba marcado en rojo para este guardameta. Durante la fase de clasificación él y Oswaldo se repartieron casi todos los minutos, y Oswaldo no estaba en la lista para ir a Sudáfrica. Era el momento de Ochoa. Sin embargo, contra todo pronóstico, Aguirre decidió que el titular  fuese Óscar "el Conejo"  Pérez. El guardameta de entonces 37 años no estuvo al nível  al que se podía suponer que sí lo hubiese estado Ochoa.

    Al año siguiente, en 2011, en un verano en el que se disputarían la Copa Oro y la Copa América, el joven portero dio positivo por clembuterol, lo que le apartó de la selección y estropeó las negociaciones que en aquel momento tenía el arquero con la intención de recalar en algún club europeo importante. Al poco tiempo, fue exonerado de todos los cargos de dopaje y recaló en el Ajaccio francés.

     Sus tres temporadas en la Ligue 1 estuvieron a la altura de lo que se esperaba de uno de los porteros más prometedores del mundo. No obstante, no lograba hacerse con la titularidad en la selección: el meta de Cruz Azul Corona estuvo por delante de él tanto en la Copa Confederaciones de 2013 como en la fase de clasificación para el Mundial.

    Así, Guillermo "El Memo" Ochoa, titular en uno de los equipos más mediáticos de América, el América de México, a los dieciocho años, internacional desde 2005, y estrella del fútbol Mundial desde 2007, no había sido, ya en 2014, capaz de hacerse dueño de la meta mexicana. Es más, tras descender con su equipo esta temporada, todo apuntaba a que este Mundial lo vería desde el banquillo. Iba a ser su tercer mundial, los dos anteriores sin disputar un sólo minuto, y muy probablemente en este tampoco lo haría. Pero Herrera, el hombre que ha revolucionado a una selección en apuros desde su 5-3-2, decidió apostar por Ochoa, y relegar inesperadamente a Corona al banco.

     Tras un debut discreto frente a Camerún - por culpa de los africanos, no del arquero- el reto de intentar frenar a Brasil en Fortaleza era el premio que el fútbol de selecciones le debía a este jugador. No lo desaprovechó, dio un recital de sus mejores virtudes, es decir, de agilidad, reflejos y liderazgo, salvó un punto para su equipo a base de atajadas memorables, y una de ellas, la del cabezazo del primer tiempo de Neymar, ha llegado al extremo de ser comparada con la mítica parada de Gordon Banks a Pelé en el Mundial de México de 1970, considerada la mejor de todos los tiempos.





    Guillermo Ochoa ha logrado en esta Copa del Mundo el hueco en el panorama internacional que lleva mereciendo desde hace casi diez años, y que se ha ganado a pulso tras su exitoso paso por el fútbol francés. Con la carta de libertad en los guantes, parece que varios clubes punteros europeos está interesados en hacerse con él.  Merece la pena prestar atención a su futuro tanto en lo que le resta de Mundial, como una vez que éste termine.



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