MUNDIAL 2014


Pinceladas cuatro años después

    
     Como hace cuatro años, llegado el ecuador de esta Copa del Mundo, es el momento de echar la vista atrás y repasar  algunas cosas que este torneo nos está dejando.
    
     Louis Van Gaal es uno de los grandes triunfadores de la primera fase. Nueve puntos en uno de los dos grupos más difíciles del campeonato son su carta de presentación en unos octavos en los que ha conseguido evitar a Brasil. Pese a la debilidad y la inexperiencia que se le achacaba a esta selección en un principio, y las pocas expectativas que generaba, el equipo ha brillado y ha entrado por la puerta grande en la historia de los Mundiales con la goleada a la vigente campeona del Mundo. Aun así, no le han faltado críticas. Su renuncia a los conceptos principales de la escuela holandesa tradicional, que también han sido la referencia de este entrenador a lo largo de su carrera, le han costado las críticas de nada menos que Johan Cruyff, que ha calificado de "discreta" la actuación de la selección y le ha pedido volver al 4-3-3. Lo cierto es que Holanda hacía ya tiempo, varios años antes de llegar Luois, que no representaba estos valores. El eterno debate entre el pragmatismo y el esteticismo futbolístico, y la incompatibilidad o no de ambos, se hace presente aquí. Pero lo cierto es que el ex-entrenador de Ajax, Bayern y Barça, entre otros, no se hizo cargo de este equipo para hacerle un homenaje al pasado, sino para devolverle la competitividad que perdió en Ucrania en 2012.

     De esta forma, con un equipo muy joven atrás que proviene, además, casi totalmente, de una liga, la Eredivise, caracterizada por el bajo nivel defensivo, y un centro del campo que, con la baja del romanista Strootman y el decadente estado de forma de Sneijder, carece de jugadores creativos capaces de liderar el equipo, lo cierto es que Van Gaal ha construído uno de los mejores conjuntos de lo que va de torneo. El criticado volantazo de última hora a la defensa de tres centrales y las ayudas de los centrocampistas a la línea defensiva  permite vivir arropados a unos zagueros que colectivamente han rendido muy por encima de lo que es su nivel individual. También los dos carrileros han cuajado un buen torneo tanto a nivel defensivo como ofensivo. Y luego están las bestias: Robben y Van Persie, que añaden al poderío defensivo mostrado por los holandeses una capacidad contragolpeadora  extremadamente letal, como han comprobado españoles y chilenos. 

       Si Holanda lleva la firma de Louis Van Gaal -una firma diferente a la que nos tiene acostumbrados-, Italia lleva la de Prandelli. Su revolución estilísitca tras el fracaso de Lippi de 2010 logró meter al equipo en la final de la Eurocopa realizando un sensacional torneo en el que arrollaron a Alemania y crearon muchas dificultades a España, pero no ha servido para mejorar el rendimiento de los azzurros en el Campeonato del Mundo. Ha sido un equipo construído sobre la base de la Juventus de Conte y en torno a Pirlo, pero habrá que ver, tras los resultados, tras la dimisión de Prandelli, y teniendo en cuenta la edad que ya empieza a pesar en Andrea, si el seleccionador que se haga cargo ahora va a apostar por seguir creyendo en un equipo basado en el buen trato de balón -quizá con Verratti haciendo las funciones de Pirlo- o si volverá a esa otra Italia, menos agradable de ver, que ha escrito páginas y páginas de gloria en la historia de los Mundiales.

      También el futuro nos desvelará otra de las incógnitas que nos deja este Mundial, la de la Inglaterra de Hodgson. Los partidos de los británicos han sido espectaculares, pero no por ello necesariamente bien jugados. Hay que tener en cuenta que en el once inglés solo figuraban dos centrocampistas - Henderson y Gerrard-, y cuatro delanteros - Sturridge, Welbeck, Stierling y Rooney- lo que ha devenido en un equipo vertical, rápido y profundo, pero que en el medio campo dejaba muchos espacios al rival, y generaba una gran debilidad defensiva en los pross. Pirlo y Luis Suárez dieron buena cuenta de ello. Será interesante observar cómo Hodgson es capaz de conjugar todo el impresionante caudal ofensivo del que dispone con un centro del campo más solido y equilibrado, en aras de ser una de las principales candidatas a llevarse la próxima Eurocopa.

     No tendrán que esperar tanto para despejar las dudas los argentinos. Los hombres de Sabella, pese a los nueve puntos logrados, no se han desprendido de los defectos que arrastraban antes de llegar a Brasil. Demostraron contra Irán ser un equipo pesado y sin ideas colectivas cuando son obligados a afrontar el partido desde un ataque posicional, estático, para abrir defensas cerradas. Los mejores minutos de Argentina (contra Nigeria), como venía siendo habitual, han sido cuando han encontrado metros y espacios para correr en campo rival. Hay pocos equipos en el mundo con la capacidad ofensiva de los sudamericanos cuando el partido se rompe y aparecen los espacios. Pero lo que la albiceleste se va a encontrar en las eliminatorias de este Mundial no va ser éso, así que parece que tendrán que seguir encomendándose a los milagros de Messi para sortear rivales. Pero más preocupante es la zaga. Este conjunto ha mostrado debilidades atrás tanto con la defensa adelantada y espacios a la espalda (frente a Irán) como en aquellos en los que el rival consiguió asentarse con posesiones en campo argentino y hacer recular a la defensa (Nigeria o Bosnia). 

      Otra selección que, por potencial y por individuales, tiene mucho margen de mejora es Bélgica. No cabe duda de que la generación de jugadores es la mejor en décadas, y muchos vienen, además, de hacer una gran temporada. Pero Wilmots no ha conseguido crear con esas piezas un equipo dominador con la pelota, sino que lo que hemos visto ha sido un equipo en el que los jugadores no se complementan y las posesiones resultan pesadas e intrascendentes. Lukaku no ha estado a la altura, además, y Origi tiene muchas papeletas para salir de inicio contra Estados Unidos.

       En el país norteamericano, inferior en su partido contra Ghana pero superior frente a Portugal paradójicamente, parece que los de Klinsmann están batiendo récords de ilusión y de telespectadores. Es evidente que no es un equipo a la altura de las principales potencias, pero, a pesar de la lesión de Altidore, comandados por Dempsey y Bradley, son un equipo que pude hacer daño a cualquiera. Si llegan lejos en este campeonato, en su país el soccer seguirá derribando barreras y, quien sabe, este Mundial puede ser un punto de inflexión para que una potencia en muchos deportes como USA lo empiece a ser también en éste.

      Las últimas líneas de este artículo son para despedir a una generación de futbolistas africanos que si bien en sus clubes europeos sí han estado a la altura de las expectativas generadas, con la selección, en los Mundiales, siempre han decepcionado. Hablo de los elefantes de Costa de Marfil, de los hermanos Touré, de Drogba, de Zokora, de Boka. De una generación que llamaba a la puerta del fútbol mundial hace ya una década.  De una generación que había puesto el Mundial de Alemania en el punto de mira. Pero a los Eboue, Kone y compañía la suerte les llevó a un grupo con Argentina y Holanda. Dificil, muy dificil para ser la primera participación. Cuatro años más tarde la ilusión seguía intacta. Además era el primer Mundial  en suelo africano, pero de nuevo el azar les jugó una mala pasada: Brasil y Porrtugal serían sus rivales, y los octavos estuvieron muy lejos de ser una realidad. Así que esta edición, en un grupo parejo, era la última oportunidad de dejar huella.  Y lo cierto es que el arranque fue muy esperanzador. Tras haber sido muy superiores a Japón, y enfrentarse a Colombia en un encuentro parejo en el que estuvieron muy cerca del empate, los africanos llegaron favoritos al duelo con los griegos. Pero fue un equipo irreconocible: debilidad atrás,  incomparecencia en el centro del campo, desacierto con el balón... Lo cierto es que el penalti transformado por Samaras sobre la bocina hizo justicia a lo que fue el partido, aunque no a lo que había sido la trayectoria de los dos equipos en el torneo. Lágrimas amargas para una selección que unió a un país enfrentado, que lo llenó de ilusión, pero que no pudo transformar esa ilusión en éxito.



    

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