Pinceladas cuatro años después
Como hace cuatro años, llegado el ecuador de esta Copa del Mundo, es el momento de echar la vista atrás y repasar algunas cosas que este torneo nos está dejando.
Louis Van Gaal es uno de los grandes triunfadores de la primera fase. Nueve puntos en uno de los dos grupos más difíciles del campeonato son su carta de presentación en unos octavos en los que ha conseguido evitar a Brasil. Pese a la debilidad y la inexperiencia que se le achacaba a esta selección en un principio, y las pocas expectativas que generaba, el equipo ha brillado y ha entrado por la puerta grande en la historia de los Mundiales con la goleada a la vigente campeona del Mundo. Aun así, no le han faltado críticas. Su renuncia a los conceptos principales de la escuela holandesa tradicional, que también han sido la referencia de este entrenador a lo largo de su carrera, le han costado las críticas de nada menos que Johan Cruyff, que ha calificado de "discreta" la actuación de la selección y le ha pedido volver al 4-3-3. Lo cierto es que Holanda hacía ya tiempo, varios años antes de llegar Luois, que no representaba estos valores. El eterno debate entre el pragmatismo y el esteticismo futbolístico, y la incompatibilidad o no de ambos, se hace presente aquí. Pero lo cierto es que el ex-entrenador de Ajax, Bayern y Barça, entre otros, no se hizo cargo de este equipo para hacerle un homenaje al pasado, sino para devolverle la competitividad que perdió en Ucrania en 2012.
De esta forma, con un equipo muy joven atrás que proviene, además, casi totalmente, de una liga, la Eredivise, caracterizada por el bajo nivel defensivo, y un centro del campo que, con la baja del romanista Strootman y el decadente estado de forma de Sneijder, carece de jugadores creativos capaces de liderar el equipo, lo cierto es que Van Gaal ha construído uno de los mejores conjuntos de lo que va de torneo. El criticado volantazo de última hora a la defensa de tres centrales y las ayudas de los centrocampistas a la línea defensiva permite vivir arropados a unos zagueros que colectivamente han rendido muy por encima de lo que es su nivel individual. También los dos carrileros han cuajado un buen torneo tanto a nivel defensivo como ofensivo. Y luego están las bestias: Robben y Van Persie, que añaden al poderío defensivo mostrado por los holandeses una capacidad contragolpeadora extremadamente letal, como han comprobado españoles y chilenos.
Si Holanda lleva la firma de Louis Van Gaal -una firma diferente a la que nos tiene acostumbrados-, Italia lleva la de Prandelli. Su revolución estilísitca tras el fracaso de Lippi de 2010 logró meter al equipo en la final de la Eurocopa realizando un sensacional torneo en el que arrollaron a Alemania y crearon muchas dificultades a España, pero no ha servido para mejorar el rendimiento de los azzurros en el Campeonato del Mundo. Ha sido un equipo construído sobre la base de la Juventus de Conte y en torno a Pirlo, pero habrá que ver, tras los resultados, tras la dimisión de Prandelli, y teniendo en cuenta la edad que ya empieza a pesar en Andrea, si el seleccionador que se haga cargo ahora va a apostar por seguir creyendo en un equipo basado en el buen trato de balón -quizá con Verratti haciendo las funciones de Pirlo- o si volverá a esa otra Italia, menos agradable de ver, que ha escrito páginas y páginas de gloria en la historia de los Mundiales.
También el futuro nos desvelará otra de las incógnitas que nos deja este Mundial, la de la Inglaterra de Hodgson. Los partidos de los británicos han sido espectaculares, pero no por ello necesariamente bien jugados. Hay que tener en cuenta que en el once inglés solo figuraban dos centrocampistas - Henderson y Gerrard-, y cuatro delanteros - Sturridge, Welbeck, Stierling y Rooney- lo que ha devenido en un equipo vertical, rápido y profundo, pero que en el medio campo dejaba muchos espacios al rival, y generaba una gran debilidad defensiva en los pross. Pirlo y Luis Suárez dieron buena cuenta de ello. Será interesante observar cómo Hodgson es capaz de conjugar todo el impresionante caudal ofensivo del que dispone con un centro del campo más solido y equilibrado, en aras de ser una de las principales candidatas a llevarse la próxima Eurocopa.

Otra selección que, por potencial y por individuales, tiene mucho margen de mejora es Bélgica. No cabe duda de que la generación de jugadores es la mejor en décadas, y muchos vienen, además, de hacer una gran temporada. Pero Wilmots no ha conseguido crear con esas piezas un equipo dominador con la pelota, sino que lo que hemos visto ha sido un equipo en el que los jugadores no se complementan y las posesiones resultan pesadas e intrascendentes. Lukaku no ha estado a la altura, además, y Origi tiene muchas papeletas para salir de inicio contra Estados Unidos.
En el país norteamericano, inferior en su partido contra Ghana pero superior frente a Portugal paradójicamente, parece que los de Klinsmann están batiendo récords de ilusión y de telespectadores. Es evidente que no es un equipo a la altura de las principales potencias, pero, a pesar de la lesión de Altidore, comandados por Dempsey y Bradley, son un equipo que pude hacer daño a cualquiera. Si llegan lejos en este campeonato, en su país el soccer seguirá derribando barreras y, quien sabe, este Mundial puede ser un punto de inflexión para que una potencia en muchos deportes como USA lo empiece a ser también en éste.

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